Teresa
descendió por la calle Luisa Cáceres. Desde su apartamento hasta la Casa
Boulton, debió tardar cinco minutos (esa era la costumbre), pero, aquel dÃa, no
hubo rutina ni cronómetro en mano. Al ritmo de los otros transeúntes, siguió
avanzando hacia el casco histórico de Pampatar. En bajada, fue componiendo el
escenario. Su aproximación a la plaza, le indicaba que estaba llegando a la
primera parada.
SIGUE LA HISTORIA
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