Por otra parte, los textos pueden diferenciarse por el tipo de contenido que se presenta y la manera como estos se organizan para responder, precisamente, a ese propósito ya mencionado. AsÃ, por ejemplo, en una narración se proporcionan ideas diferentes a las halladas en una exposición. Pero, además, una narración puede ser objetiva o literaria dependiendo de si la intención es la de informar o crear placer estético.
Relacionando estos dos criterios: la intención comunicativa y la organización interna, podemos clasificar los textos de la manera siguiente:
1. Narrativo: Se basa en la presentación de acciones o hechos realizados por unos personajes en un tiempo y espacio determinados. Esta puede ser objetiva si se refiere a un hecho sucedido en un contexto real o subjetiva cuando es producto de la imaginación del escritor.
2. Descriptivo: Formato adecuado para transmitir las cualidades o caracterÃstica de un elemento concreto o abstracto. Por ello, la descripción puede ser objetiva o subjetiva dependiendo de si se trata de una entidad real o imaginaria.
3. Expositivo: Texto centrado en la presentación de ideas sobre un concepto. En estos prevalece la objetividad.
4. - Argumentativo: Está destinado a la comprobación de una tesis o punto de vista sobre una realidad o situación especÃfica. Al igual que en la exposición, prevalece la objetividad, ya que solo se puede convencer con datos verificables en la realidad.
Como se puede inferir, en los textos expositivos la intención del autor es informar y en los argumentativos persuadir o convencer, mientras en la narración y la descripción puede variar el propósito, dependiendo de si se está en el plano de la objetividad o subjetividad.
Por:
Adalys MarÃa Noriega RodrÃguez
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